El dolor agudo de la pelvis es un problema común en mujeres que se encuentran en edad reproductiva (antes de la menopausia). El dolor puede estar causado por condiciones ginecológicas (por ejemplo, quistes hemorrágicos en los ovarios, inflamación pélvica, torsión de los ovarios, embarazo ectópico) o por condiciones no ginecológicas (por ejemplo, apendicitis, enfermedad intestinal inflamatoria, diverticulitis). Antes de la toma de imágenes se realiza una prueba de embarazo para seleccionar estudios que minimicen la exposición del feto a la radiación en mujeres que están embarazadas.
Si la paciente está embarazada y la causa del dolor está probablemente relacionada con problemas ginecológicos, generalmente son adecuados el ultrasonido dúplex Doppler (visualiza el flujo sanguíneo) anexa (relacionado con las trompas de Falopio y los ovarios), el ultrasonido transabdominal de la pelvis (se coloca la sonda de ultrasonido en la parte externa del abdomen), o transvaginal (la sonda se inserta adentro la vagina). Para las pacientes embarazadas, la RMN y la TC generalmente no son adecuadas.
Para pacientes que no están embarazadas en las cuales la causa del dolor es probablemente de origen ginecológico, generalmente son adecuados el ultrasonido dúplex Doppler de la pelvis, o el ultrasonido transabdominal o transvaginal de la pelvis. Podrían ser adecuadas la RMN de pelvis sin y con contraste intravenoso (IV) o la TC del abdomen y pelvis con contraste IV.
Para las pacientes embarazadas en las cuales la causa del dolor es probablemente de origen no ginecológico, generalmente son adecuados el ultrasonido abdominal y de pelvis transabdominal, el ultrasonido dúplex Doppler anexa, o el ultrasonido de pelvis transvaginal.
Para las pacientes que no están embarazadas en las cuales la causa del dolor es probablemente de origen no ginecológico, generalmente son adecuados el ultrasonido de abdomen y pelvis transabdominal, el ultrasonido dúplex Doppler de la pelvis, el ultrasonido de pelvis transvaginal, y la TC de abdomen y pelvis con o sin contraste IV.
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— Por Caitlin Coughlin y Aya Kamaya, MD. Esta información apareció originalmente en Journal of the American College of Radiology.