El dolor pélvico crónico o subagudo posmenopáusico (que dura seis o más meses) en la pelvis, el abdomen inferior, la vulva, la vagina, o el peritoneo (área que se encuentra entre el ano y la vulva) es una queja común que afecta aproximadamente un cuarto de las mujeres a nivel mundial. El dolor puede ser cíclico o no cíclico y puede tener muchas causas. El ultrasonido se utiliza para ayudar a encontrar la causa del dolor. Un ultrasonido puede mostrar el tamaño y la condición del útero, de las trompas de Falopio, los ovarios, y las masas anexas (bultos alrededor del útero).
Las recomendaciones en este documento no son válidas para las mujeres posmenopáusicas con sangrado vaginal o masas anexas, como así también aquellas con dolor pélvico.
Para las mujeres posmenopáusicas con dolor pélvico profundo, el ultrasonido transabdominal de la pelvis, el ultrasonido transvaginal de la pelvis, y el ultrasonido duplex Doppler de la pelvis son generalmente adecuados. El hacer ambos, el ultrasonido transvaginal y el transabdominal, permite una mejor visualización de la pelvis. El ultrasonido duplex Doppler utilizado con otros estudios por imágenes brinda información acerca del flujo sanguíneo. Estos exámenes son complementarios y se hacen al mismo tiempo. También podrían ser adecuadas la RMN de la pelvis sin y con contraste (IV), la TC abdominal y de la pelvis sin contraste, y la TC de la pelvis con contraste.
Para las mujeres posmenopáusicas de las que se sabe tienen enfermedad en el perineo, la vulva, o la vagina con resultados anormales en el examen físico, el ultrasonido vaginal de la pelvis, el ultrasonido transabdominal de la pelvis, y el ultrasonido duplex Doppler son generalmente adecuados. Estos exámenes son complementarios y se hacen al mismo tiempo. También podría ser adecuada una RMN de la pelvis sin y con contraste IV.